“ Lo bello y lo triste “
(modelar lo imperfecto)
«Quizá ya no existieran los amantes de entonces, pero en su tristeza, le quedaba el nostálgico consuelo de que su amor se conservaba, como reliquia, en una obra de arte”»(1).
En cada pieza de Santiago Lena se encuentra sublimada esa relación tan íntima y extraña entre el artista y su obra. Ese “decir” de reliquia está modelado en cada uno de sus fuera de forma o paradójicamente de sus fuera de molde. Y de eso se trata la propuesta de SL, dar sentido a su hacer gestual, honesto y visceral, a ese encuentro del hombre y la alquimia que lo transforma todo, porque para un artista hasta la imperfección es una forma de perfección.
“Las bellezas del uso”
una frase nacida en la cultura japonesa para referir los múltiples encantos, misterios y secretos que podemos percibir y aprehender de una simple vasija, de un simple tazón, define muy acertadamente la propuesta de SL en esta exposición.
En un despliegue, casi escenográfico, una veintena de piezas se agrupan y se dispersan en el espacio dibujando un relato de materia, luz y fisonomías ; latencias, como fantasmas, tradicioxqnes, tiempos ,oficios… que solo el arte puede seguir manifestando.
Se suceden en ellas tiempos, emociones, sentimientos en una clara reminiscencia de la ceremonia del té, antes casi limitada a los monjes del Zen, que encontraban en ella la realización estética de sus íntimas aspiraciones, hoy una categoría especial dentro del campo artístico.
Cada una de las piezas, con sus características de simplicidad y de imperfección aparente, denotan la intención de mostrar esa falla que ,lejos de ser un defecto, adquiere aquí la calidad de sublime detalle, otorgándole un valor estético y positivo.
La ceremonia:
un conjunto de piezas, vasijas, flotan en el espacio , nos llaman a acercarnos, a tocarlas, a sentir y recorrer con nuestras manos su fisonomía, a descubrirlas. Están todas dispuestas como en una ceremonia, se dejan leer en ese sentido, podríamos verlas como nos cuenta Kawabata en Mil Grullas “como una sólida hilera de rodillas” como cuerpos dispuestos en función de algún rito, como tazones fantasmas…
Adriana Carrizo