“Ad - Hoc o cómo vivir juntos”
Seminario 12
Ciudad de México
Enero 2020
Colaboración: Andrea Lizarraga
Curaduría: Catalina Urtubey
Producción: Daiset Sarquis
Prólogo
“(...) ¿es posible desaparecer sin que desaparezca el mundo?
Confío en que descubrirán que si uno se permite desaparecer, todo en torno a nosotros permanece, y también permanece el otro.
E incluso se hace mas presente el otro cuando desaparecemos, porque se vuelve mas fácil sentir que el otro existe no solo como un cuerpo, sino como un ser, como una consciencia que nos ve.”
Claudio Naranjo
Esta aventura fue:
salir del centro de la escena,
de portar un nombre
un estilo una manera.
Romper la identidad en torno a un oficio para transcribir otros, para ser un medio barroso y húmedo a través del cual contar otras formas de existencia.
Capturar relatos personales inherentes al quehacer cotidiano y que no sea sencillo; porque tal vez la timidez, las reticencias desconocidas, el desinterés o la misma carga de intimidad que conlleva conversar sobre la forma en que nos ganamos la vida hayan parecido indiscretas, excesivas.
Santiago se acerca a las personas como se acerca a la arcilla: con respeto, modestia y decisión. La práctica trae ese saberse siempre principiante frente a algo tan vasto como la cerámica o la humanidad. O mas bien, en este caso, algo tan vasto como los sueños, los anhelos y las visiones que cada ser tuvo de si mismo y no fue, o si fue pero distinto, o fue porque era el destino o fue durante muchas generaciones y ya nadie lo comparte.
Que las vasijas recuerden a las personas que las escribieron, que las marcaron con sus palabras y sus manos y que el alfarero sea el médium, el puente, el traductor entre el torno y el gesto, entre la arcilla y los sentimientos, es arrojarse a la historia como quien lanza una piedra al océano comprendiendo que ya no le pertenece.
A dónde lleguen esos rastros, a través de qué rutas, en manos de quiénes. Esa, es otra aventura.
Andrea Lizarraga, Ciudad de México, Enero 2020
Entrevistas
Alicia
Vendedora de tlayudas
Antes las cocinaba, pero ahora ya estoy grande, las compro. Hace cuarenta años que vengo trabajando, en esta zona tengo como veinte años. Me gusta vender, trabajar, tener mis centavos, me gusta el trato con la gente, ellos me preguntan...
Patricia
Organillera
Trabajo de cilindrera hace unos 15 años, los dueños de unos aparatos eran amigos de mi papá, en ese momento yo iba a la escuela y necesitaba trabajar, entonces yo le pedí al señor que me diera trabajo, generalmente todos somos familia, no dan trabajo a otras personas, a mi hermana y a mi el señor nos adoptó.
Lo que más me gusta es el cilindro como tal, los cuidamos porque es lo que nos da de comer. Me gustan los aparatos, les agarras como cariño, los aprendes a querer, a cuidar, a lo mejor a reparar si tiene alguna falla.
No como tal vocación, pero le agarras cariño, tienes que querer lo que haces. me gusta el lugar donde trabajo que es aquí en el centro.
Yo estudié comunicación, pero no seguí, como me casé con un organillero, pues también mi rumbo de vida cambió, o era esto o esto.
A mi me gusta mucho el centro, me gusta todo, parte porque tienen una libertad de vivir, de hacer de deshacer, de trabajar. He aprendido a tratar diferente tipo de gente, conocer distintos lugares, hemos ida a eventos, cumpleaños, y conoces de cada cosa, alguna experiencia te queda.
Tengo dos hijos pequeños, no le decimos que trabajamos de esto, pero el más grande se da cuenta, y luego dice: “mamá quiero ir contigo con el aparato, quiero tocar el aparato”. Tengo videos del cilindro, y ahí los está poniendo.
Mi canción favorita de este aparato que tenemos, es Carmen, un vals que se tocaba en la época del porfiriato. Yo creo que es un oficio que se va a ir perdiendo en el tiempo, porque es muy poca la cantidad de gente que a lo mejor nos toma en cuenta. Es gente mayor, que entiende que valora, que le gusta, que te regala una moneda de corazón.
La gente de 30 para abajo nos ignoran mucho, mientras me va pasando el tiempo, más se va a ir perdiendo.Los compañeros más grandes ya están muriendo, los compañeros que van entrando nuevos, pues trabajan, pero no tienen ese amor, no le dan importancia a su trabajo, generan dinero y se van, lo importante es que quieras lo que estás haciendo. Yo le tengo cariño al organillo porque nos da ganancias, nunca me he regresado sin dinero, eso es algo importante que a lo mejor no valoramos. A mi me ha dado para terminar la escuela, para comer, para vivir, para mis hijos, a mi me gusta mi trabajo por todo lo que me ha dado, el cilindro no te deja sin comer.
Eranny
Información turística
Soy licenciada en turismo, me dedico a dar información al turista, los asesoro en cuestión de museos, lo que pueden visitar en la ciudad.
Siempre tengo que estar al día con todas las actividades culturales que hay en la ciudad. Me gusta mucho mi trabajo, también me sirve para practicar inglés, también para conocer un poquito la cultura de los demás, sus intereses.
Mis papás son abogados, entonces yo quería entrar en derecho, pero ya después en la prepa tuve turismo como carrera técnica y me llamó mucho la atención.
Tuve la oportunidad de entrar a la secretaria de turismo y estoy fascinada. Aquí me siento como pez en el agua.El año pasado hubo un crecimiento en el turismo. El desafío más grande es tratar con algunos turistas que son un poco conflictivos, saber cómo manejarlos y poder controlar las emociones de una misma.
Hugo
Vendedor de fotos, periódicos y postales.
Mi mama llego a vender dulces en la entrada del metro cuando lo inauguraron, ahí conoció a mi papá. A la escuela yo iba a la vuelta.
Ahora tengo 46 años, hace más de 40 que vengo aquí, yo voy a morir aquí.Ya tenemos sangre de ambulantaje, me gusta muchísimo estar en la calle. Aquí aprendes de todo.
Nunca me gustó la escuela, pero si me hubiera gustado ser chofer, era mi meta.
Mi destino es aquí.No veo a mis hijos dedicándose a esto, a esta generación ya no les gusta, quieren otra cosa, otro ambiente, los he traído pero me dicen no.
No es malo esto, no? es un oficio muy bonito, pero dicen: “no es lo mío”.Aquí estamos desde las 5 de la mañana, no hay descanso hasta la 7, ya levantamos.
Aquí trabajamos puras familias, somos 4.La tecnología nos cambió demasiado, la internet nos vino a matar, para uno como comerciante cambio demasiado.La noticia que se veía por el periódico, ahora se ve por el face. Como están subiendo las cosas hoy en día, en vez de comprar eso, compras un kilo de huevos.
Aquí anda La Llorona, es una mujer de blanco que llama a sus hijos, la vi acá en la esquina y salí corriendo. En la iglesia también se escuchan ruidos.
Paco
Comerciante y volantero
Llevo 50 años, fui el primer comerciante que llegue aquí al centro. Yo fui maestro de encuadernación cuando era joven, mira aquí tengo los golpes de la guillotina. Tenía 80 mujeres a mi cargo. Me gustaba el oficio de encuadernación, porque es un oficio muy noble, antes era todo manual, ahora son puras maquinarias, había que saber de todo.
Yo soy práctico, es mejor la práctica que la teoría. Desde los 9 años aprendí a trabajar, iba yo a la escuela e iba yo a trabajar. Me hubiera gustado ser bailarín, me gusta mucho el baile, pero no había las oportunidades que hay ahora, concursé una vez y quede en segundo lugar en baile banal.
Si me compongo de mis pies voy a volver a bailar. Me hubiera gustado tener una academia de baile popular. A veces vendo encendedores, les pongo etiquetas de los equipos de fútbol y los vendo.
Yo soy del 44. Tengo 4 hijos 17 nietos y 7 bisnietos.
Vendo artículos para mascotas.
Me hace falta bailar, luego por aquí pasan las señoras con las que bailaba yo en los salones “¿por que nos has ido a bailar?” me dicen “echale ganas”.
Me regalan 100, 50 pesos, “para que comas”. Me gusta estar en la calle, tengo 50 años aquí, aquí esta mi familia, aunque vivo solo aquí, toda mi familia vienen siendo los vendedores, vez que todos pasan y me saludan, con respeto, y yo también los respeto a todos.
Mis hijos me dicen: “¿porque nunca juntaste dinero?” A mi nunca me gustó juntar dinero, yo siempre me gastaba todo mi dinero con ellos..
Paco
Comerciante y volantero
Ya hace 25 años que me dedico a esto. Me la pase en la calle con el cajoncito en la mano.
Aprendí este oficio por la necesidad, a no tener un trabajo, venir de provincia, y no tener la facilidad de un empleo, esto fue lo primero que salió.
De acá me voy a las 5 o 4 o 7 depende como venga el día.
Hay poco trabajo, ahora se usan los tenis, sandalias, gamuza. Antes te daban un trabajo y era pantalón camisa y zapatitos de vestir, ahorita te aceptan con cualquier calzado.
Tengo dos hijos, uno se dedico al comercio.
A mi me llamaba la atención ser militar, policía, pero la falta de estudios...
Tenía 17 cuando vine para acá, soy de Toluca.
Cada mano tiene su sistema, si se da cuenta esta mano (muestra la mano derecha) la utilizas para todo, pero en realidad esta (muestra la mano izquierda) es la que hace todo. Hay que saber usar las dos manos.
Cuando estás empezando no conoces los materiales, cuando empiezas es difícil, que le pondría usted a este zapato?
Hubo un tiempo que se lleno de boleros, ahora ya va en baja, los que realmente trabajan en este oficio, ya son personas mayores, que en su momento empezaron jóvenes, ahorita en la actualidad los jóvenes no quieren ensuciarse las manos, creen y la mentalidad es que es un oficio sin provecho, creen que con este oficio se mueren de hambre. Aquí hay que ensuciarse, hay gente que te ve en el metro y se hace para allá, como que te hace a un lado.
Es importante que te guste tu oficio y todo se te va a facilitar, porque sino te gusta haces cada tontería. Aquí el trabajo es con cariño, inteligencia, pues un poco de sabiduría y muchas ganas de querer tener contenta a la gente.
Todo trabajo tiene su chiste.
Porfirio
Arquitecto y constructor
Me gusta la práctica. Siempre esta fue mi vocación.
Terminé la carrera en el año 94, he tenido la oportunidad de enseñar y compartir el conocimiento.
Mi papá también se dedicaba a esto, era contratista. No me he quedado quieto, he explorado desde una casa civil, una casa habitación, hasta las maquinarias, he explorado mucho.
Cuando me invitaron a participar en Seminario 12 para estar a cargo del mantenimiento y la conservación de la casa y vi la casa, yo dije: “tengo que estar ahí, quiero conocerla”. Cuando vine a conocerla, sentí una energía tan fuerte acá, que dije: “aquí me quedo”.
Una de las tareas que nos encomendaron fue que la casa volviera a tomar esa fuerza, esa vida de los pequeños y grandes detalles que están ocultos. Yo siento que hay una energía muy fuerte aquí.
Me gustan los espacios de la casa, me gusta la forma de distribuir las circulaciones, me gusta que las casas están hechas con antropometría, es un factor muy importante que los arquitectos de hoy no toman en cuenta.
Agradecimientos
César López Negrete, Carolina Coppel, El Gran Vidrio, Porfirio Sánchez, Alex Made, Luis Lechuga, Martín Ferreyra. Laura Melissa, Taller Arta, Vicente Juarez.
Agradezco especialmente a las personas entrevistadas por su generosa participación.