«Húmedo” ( la visión en la caverna )


Como imaginar, representar el interior de la materia, su forma, su morfología, los huecos, las cavidades de lo pleno y lo vacío, denotar aquello de lo que somos origen, lo que nos ha tomado y nos toma, nos apresa? Ese ADN que portamos donde se lee nuestra conformación como seres corpóreos apenas puede contar algo que nos trascienda como tal. Santiago Lena acá, en la obra, dando el gesto nos deja el lugar necesario para encontrar el misterio interno, intimo que nos habita como cuerpos, la potencia que nos desnuda como materia inerte; nos acentúa las faltas en la finitud que nos acecha, hace danzar lo inmóvil frente a nosotros que respiramos para no ser desgraciados por no ser infinitos, nos ayuda a reflexionar hacia adentro. Unos pasos mas allá, la simplicidad de las formas, la luz y el agua nos despierta, vamos descubriendo la versatilidad de lo que somos como origen. Ahí Lena nos emparenta como hombres, como humanos, vemos en la simpleza de su obra conjugar la genealogía y el arte, la química y la física, abre un campo visual a lo que todos reconocemos de algún modo llevar adentro: tierra , agua y luz, como las plantas. La obra en el conjunto mas el tiempo habla de ello.



Lo orgánico


Un objeto ha nacido, comienza a vivir, porta el origen de casi todos las cosas, hay una obra que sobrevive a su creador, Samuel Becket decía , no literalmente, que la marca del artista en la obra esta menos en lo que ha creado que en su ausencia . Aquí los gestos que la precedieron han dado paso a la formación y la transformación de la materia, a ritmos y contra ritmos , curvas que van serpenteando un recorrido que bien puede figurar el de nuestro cuerpo. SL en esta instalación trabajo en el espacio, dibujó con sus manos los cortes, las fisuras, socavó, removió y por sobre todo sembró, no solo el resultado de lo que hoy se erige en la sala, sino también lo que irá dando nueva vida, colores que la naturaleza va a pincelar a su antojo. SL nos remite de una manera natural, fresca, honesta a la posibilidad transformadora del arte, de la vida. Su reflexión, que ha despertado recuerdos de su infancia, sostiene esperanza, compromiso y sensibilidad.



Los cuatro elementos


En la sala , en las obras, se deslizan, se expanden, como en una pieza de baile, la tierra, el agua, el aire y el fuego. La posibilidad de abstraerse a la propuesta del artista desaparece cuando nuestros sentidos primarios, primitivos, limpios de toda cultura , se despiertan. Una memoria ancestral nos va llamando a recordarnos, empezamos a leernos sin palabras. De esta manera SL nos lleva con sus obras a una experiencia sensorial que nos abre un camino hacia la emoción, hacia la posibilidad de servirnos de lo que alojamos dentro.

Cada pieza en esta habitación es una excavación de curvas, hendiduras reducidas a símbolos y sus diferentes alturas, su distribución en el lugar , la oscuridad , la luz y la humedad contenida hacen vivir el espacio como una gran caverna. La propuesta de SL puede ser leída, mirada, recorrida, vivida. Húmedo, materia solida, arcilla y agua.

Adriana Carrizo